Tempero es un término usado en agricultura para referirse al nivel de humedad de la tierra, y la soltura obtenida, en su mejor momento, ya sea que el proceso de siembra haya sido exitoso o no.
En general, el tempero se define mejor por el nivel de humedad del suelo. Por lo tanto, el buen punto de tempero a simple vista es básicamente tomar un puñado de tierra, presionarlo y luego abrir la mano. Si la forma de la mano se mantiene y no excede la forma de la mano, significa que la humedad es alta. La tierra está en su momento óptimo para ser labrada.
También, para los agricultores que cultivan la tierra, es necesario aprender sobre el tempero. Por lo tanto, presta atención al contenido de este artículo, porque la información contiene muchos aspectos interesantes. ¡Empecemos!
¿Cuál es la base del tempero?
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Desde un punto de vista técnico, esta es una palabra relacionada que mencioné al principio y tiene algo que ver con su plasticidad o cohesión del suelo.
En este sentido, cuando la tierra está seca, el nivel más bajo de humedad, se agrieta, es muy frágil y se desintegra fácilmente. Lo que hace es que al pisarlo se rompe perdiendo su forma.
En esta línea, la tierra produce los famosos terrones, que representan un peso muy elevado y se puede realizar cualquier tipo de plantación. Además, es probable que se pierdan semillas en muchos agujeros típicos en tierra firme.
Si le damos la vuelta, estamos en un medio terrestre con suficiente humedad para deformarlo sin romperse en pequeños agregados. Este estado de la tierra es el idóneo, ya que al arar no forma grandes masas de tierra o terrones.
Ahora nos vamos a los extremos, cuando el terreno está fangoso después de la lluvia o con riego general, es decir, tu suelo tiene un alto nivel de humedad. En este caso, obviamente es imposible arar porque cuando aprietas la tierra con las manos, solo sale agua.
Tempero, el mejor momento para arar
Para determinar este factor, debemos partir de los siguientes puntos:
Tempero, es estado óptimo para labrar el suelo
En este sentido, propondremos dos escenarios diferentes:
Solo se debe realizar inspección, o cuando se cultiva se debe señalar que la humedad no es necesaria la tierra. Aparecieron unos terrones grandes y bien compactados.
Después del primer arado, se requiere un trabajo extra (nuevos pasos) para completar los terrones y dejar el campo en óptimas condiciones de siembra.
Ahora vamos al otro extremo, que es conseguir arar suelo bastante húmedo (debido a la lluvia o riego reciente). Al labrar en este contexto el suelo que se pega a los aperos de labranza, y la calidad producida en la labor de arar no es la más adecuada para la siembra.
Entonces, ¿cuándo debo arar?
Como bien dices, ninguno de los dos casos es apto para plantar, por lo que hay que buscar un término medio.
Es una tarea complicada, eso sí, los agricultores tendrán que esperar a que la tierra se seque, y si hay vid, si está completamente seca, encontrar el sitio ideal es lo difícil.
Normalmente, se decide arar para dejar los terrones, y luego hacer labores complementarias y así romper con ellos para tener la tierra lista para la siembra.
No es solo experimentación, encontrar el punto medio es instinto, ya que el agricultor debe reconocer a través de su experiencia cuando el suelo está en condiciones ideales de temperatura.
Además, ¿cuándo se debe arar?
El tempero es el punto dulce para labrar, en el tempero el suelo está básicamente a medio camino entre seco y húmedo. Húmedo, porque el suelo tiene niveles de humedad demasiado altos, así como la sequía severa, ambas condiciones no son adecuadas para la siembra.
Pero bueno, si somos un poco más profesionales y dejando de lado el tema de la experimentación y la intuición, podemos decir que cuando el nivel de humedad está ligeramente por encima del valor mínimo en que puede deformarse sin romperse, y es más pequeño que el punto de humedad al que se adhiere el objeto real cuando toca el suelo. Es una tarea compleja, pero se puede hacer.
¿El porqué de la labranza en tempero?
La respuesta más sencilla a esta pregunta es que cultivar la tierra en el momento óptimo de humedad, los beneficios económicos son mayores. Por el contrario, cuando el suelo está muy seco, ofrece más resistencia al avance del arado, lo que se traduce en costos de operación significativamente más altos.
Si el suelo está muy húmedo, en el momento en que el arado labra el suelo y el tractor tira de este, el suelo se deforma de tal manera que se quedan impresas las marcas de las ruedas del tractor, a este le cuesta más avanzar y la labor realizada es peor.
Por el contrario, si el suelo tiene mucha agua, toda la maquinaria resbalará, y su adherencia será complicada, como en el caso anterior, el coste será ser más alto
Teniendo todo esto en cuenta, finalmente se recomienda labrar siempre el suelo en tempero. Ya que en este caso las condiciones del suelo tanto en humedad como en estructura son las adecuadas. Obtendremos una labor más uniforme y adecuada para una posterior labor de siembra.
Al mismo tiempo, debemos tener en cuenta que este es un proceso de pros y contras y, además, debe investigarse de forma independiente caso por caso para cada agricultor.